Dentro del mundo de la robótica industrial, la mayor diferencia entre los cobots y los robots tradicionales se encuentra en enfoque de cada uno de ellos. Un robot tradicional se planifica, se construye y se utiliza con un único propósito (generalizando sus posibles actividades dentro de una empresa). Y ese propósito lo podrá resolver con una eficiencia óptima.
El brazo robótico colaborativo, en cambio, puede estar diseñado para realizar una o varias tareas según las necesidades de producción. Se puede reprogramar de forma sencilla para que realice una nueva serie de tareas y de forma rápida. Además, trabaja a la par con el operador, apoyándose mutuamente en la automatización del proceso.
En conclusión, la robótica industrial, ya sea la clásica o la colaborativa, permite a las compañías lograr elevados niveles de productividad.